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miércoles, 7 de febrero de 2024

Entre “el Mayimbe” y “el Monarca”

Por Nelson Encarnación
Nelsonencar10@gmail.com
Si Tatico Henríquez “el Monarca” del merengue típico viviera, lo más probable es que sería íntimo amigo de Anthony Santos “el Mayimbe de la bachata”, ya que, aquel fue en su momento máximo exponente del ritmo típico que identifica una vasta región de nuestro país, extendida desde allí al resto del territorio nacional donde se ha arraigado.

Y Anthony Santos no hay duda de que reúne las mismas características sobresalientes del malogrado acordeonista, en su caso mediante la ejecución de la guitarra.

Sin embargo, esa amistad no puede ser, pues el acordeonista de destreza singular falleció en un accidente ocurrido hace 48 años en la avenida Estrella Sadhalá, de Santiago.

Ahora, a tal distancia de aquel trágico suceso que consternó al ambiente artístico y la población en general que seguía al ejecutante, familiares de aquel virtuoso merenguero “de tierra dentro” se enfrentan a quien se considera el más taquillero de los bachateros de la actualidad.

¿La razón? La viuda de Tatico, la señora Elba Chaljub Mejía, y Julio García Reynoso, sucesores del “Monarca”, lo acusan de mutilar, grabar y comercializar la canción "Corazón de piedra", sin la autorización de ellas.

Esto constituye, conforme la demanda, una violación de la Ley de derecho de autor, la número 65-00. Y sí que lo es.

Ahora bien, y si los muertos pudieran incidir sobre de las decisiones de los vivos, ¿cuál sería la posición de Tatico?

Nadie lo sabe.

Lo que sí puede darse por descontado es que dos artistas de sus dimensiones no se pelearían por una canción, sino que unirían sus talentos para hacer que el público disfrutara en grande de ambos hasta el desmayo.

Tatico ha sido, por muchas millas, el más electrizante ejecutante del instrumento nacido en Austria, que vino a recalar a estos predios caribeños de la mano de algún aventurero que jamás sospechó caería en manos de gente sin escuela musical que le sacó las más impensadas notas.

Hay que imaginarse a Tatico tocando junto a Santos. Es bastante probable que los bailadores de típico y bachata terminarían asistidos por el 911 al colapsar en medio de interminables sets musicales, ambos transpirando océanos.

¿Por qué no arreglan ese pleito judicial mediante una transacción en memoria del “Monarca” Tatico”? El buen amigo Rafael Chaljub Mejía pudiera ser un efectivo interlocutor.

Periodista Salvadoreño se declara habitante de una dictadura.

Historia de Óscar Martínez

Óscar Martínez, periodista de investigación,
recibió en 2023
el premio DW a la Libertad de Expresión.
© Philipp Boell/DW
¿Cómo se llama a un país en el que un solo hombre tiene todo el poder? ¿Cómo se llama a un país en el que no hay ningún contrapeso ante las decisiones de ese hombre? ¿Cómo se llama a un país en el que un hombre puede violar la Constitución y las leyes sin repercusión alguna? ¿Cómo se llama a un país en el que, tras hacer eso, ese hombre es amado por la mayoría?

Hay quienes, muy moderados, le llaman régimen híbrido: un poquito de maquillaje democrático y todo lo demás de régimen autoritario. Hay quienes, con la característica sorna de las redes sociales, le llaman sultanato, aunque ese país esté en Latinoamérica; y quienes, inspirados en otros tiempos y parajes, le dicen reino: un pedazo de tierra, un rey y el resto, súbditos. El hombre que manda, claro, le llama a todo esto democracia. Yo, con la severidad que esa palabra implica en la región centroamericana, y a falta de poder inventarme un concepto nuevo, le llamo dictadura. Pero si no quieren entrar en discusiones conceptuales pueden simplemente llamarle El Salvador.
El tuit de la victoria

Este domingo 4 de febrero ocurrió en ese país lo que todos sabíamos que ocurriría: el día terminó con el presidente Nayib Bukele proclamándose presidente por cinco años más en una plaza del centro capitalino que estaba atiborrada de personas que coreaban su nombre y vestían sus colores. El hombre que violó seis artículos constitucionales para reelegirse cerró esa jornada saludando a sus miles de seguidores desde el balcón del Palacio Nacional.

Todos sabíamos que así terminaría, pero nadie esperaba que ocurriera de esa forma: Bukele, solo dos horas después de que se cerraran las urnas, se proclamó en un tuit como presidente "con más del 85 por ciento de los votos”. Y también proclamó que había ganado 58 de las 60 diputaciones. Se proclamó más todopoderoso de lo que ya ha sido, desde que en mayo de 2021 utilizó a su Asamblea Legislativa para destituir ilegalmente a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, tomarse ese poder estatal y consagrarse como eso: el todopoderoso.

Cuando Bukele escribió aquel tuit sobre su victoria, el Tribunal Supremo Electoral no había dado ni un resultado preliminar. Es más, en los centros de votaciones no se habían abierto las cajas de la votación de diputados y no se había terminado ni de cerca el conteo de las presidenciales. Ahora mismo, más de 24 horas después de cerradas las urnas, no hay resultados, porque el Tribunal dijo que su sistema falló y que habrá que esperar.
¿Cómo se llama a un país donde un hombre puede proclamarse gobernante sin ningún dato electoral?

Bukele lo hizo de nuevo: se adjudicó un poder que no le correspondía, decretó los resultados de la elección y convocó a su gente para celebrar en público. La plaza se iluminó con fuegos artificiales.

El truco funcionó, una vez más: desde el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, la última esperanza democrática de la región, pasando por la dictadura de Nicaragua, hasta el Gobierno de Estados Unidos, todos felicitaron desde sus redes sociales al autoproclamado vencedor de las elecciones de este domingo.
Ninguno cuestionó. Todos concedieron. ¿Qué dice eso de esos políticos?

Mientras esos políticos tuiteaban desde sus países celebrando al presidente reelecto inconstitucionalmente, en El Salvador la incertidumbre era total. Los candidatos de oposición pedían explicaciones, no sabían dónde quedaron las urnas con los votos, quién las cuidaba. Siguen sin saberlo. El Tribunal dio una conferencia escueta de 13 minutos este lunes 5 de febrero, dijo que habría un conteo manual y no aceptó pregunta alguna.

No hay que perder de vista que ese mismo Tribunal es el que inscribió como candidato a la reelección a Bukele, a pesar de las prohibiciones de una Constitución que ya parece poca cosa traer a cuenta. Ese Tribunal aprobó que ocurriera lo que no ocurría en el país en más de 80 años: que se repitiera lo que el dictador Maximiliano Hernández Martínez hizo en los años 30, reelegirse de forma inmediata.



Bukele fue festejado y vitoreado en la plaza Gerardo Barrios de San Salvador tras proclamar su victoria electoral.© Salvador Melendez/AP/picture alliance/dpa

La lucha de esos políticos de oposición a los que nadie les da respuesta no se enfoca en las elecciones presidenciales. Aunque nadie sabe oficialmente con cuántos votos ganó Bukele, todos sabemos que ganó. Ya sabíamos que ganaría. Sus índices de popularidad superan el 80 por ciento desde hace años. Esos políticos se enfocan en las elecciones legislativas, quieren proteger la posibilidad de que al menos uno o dos o diez de ellos sean electos y en el recinto legislativo se escuche algo distinto a los aplausos de los legisladores serviles con Bukele.

Ataques desde el balcón

Pero no hubo respuestas. Lo que hubo es ataques desde la plaza. Bukele, entre vítores y fiesta popular, volvió a cargar contra los periodistas y las organizaciones de derechos humanos. Ofendido porque un periodista español le había preguntado más temprano si respaldaba las declaraciones de su vicepresidente -que dijo al New York Times que estaban "eliminando” la democracia, sustituyéndola por "algo nuevo”- Bukele atacó desde el balcón del palacio.

"Le pregunto a esos periodistas, ¿por qué desean que nos maten? ¿Por qué desean ver sangre de salvadoreños? ¿Por qué debemos morir nosotros y nuestros hijos para que ustedes estén contentos de que estamos respetando su falsa democracia que ni ustedes mismos respetan en sus propios países?”, gritó Bukele.

¿Cómo se llama a un gobernante que considera que una pregunta es una ofensa? ¿Cómo se llama a un pueblo que aplaude a ese gobernante? ¿Cómo hay que calificar a El Salvador de ahora en adelante? Yo ya dije mi postura: una dictadura. Me declaro habitante de una dictadura. (ms)

Autor: Óscar Martínez

lunes, 22 de enero de 2024

La DNI: Entre la necesidad y la necedad

 SIN PAÑOS TIBIOS



FEDERICO A. JOVINE RIJO
Toda ley es una concreción del poder, y, sobre todo, una expresión de la organización de ese poder. Detrás de toda ley no sólo hay intereses, también hay muchos aportes, sugerencias, tachaduras, e intromisiones. Lo que entra al congreso no es necesariamente lo que sale, ni lo que se necesita o se quiere. Los abogados lo mirarán todo desde la lógica jurídica, los técnicos desde la técnica; los políticos desde la política, y, entre el ser y el deber ser de Kelsen, la realpolitik hace de las suyas. La maestría reside en lograr el equilibrio; la destreza, en cortar –cual Salomón– el muchacho a lo largo.

Así las cosas, la discusión generada en torno a la ley 1-24, que crea la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), es saludable y necesaria, pues las legítimas preocupaciones externadas por periodistas, abogados, académicos, iglesias, políticos y partidos opositores, etc., sólo viene a reafirmar el compromiso con la democracia y la libertad que tiene el pueblo dominicano. No nos llamemos a engaños, en nombre de palabras mayores –que a la vez son eufemismos–, como “paz social”, “riesgo, amenaza, agresión o subversión para la seguridad nacional”, se han cometido las peores felonías contra los ciudadanos. Si bien es cierto que la ley procura organizar un sistema de inteligencia disperso y desorganizado, y que racionaliza el poder investigador del Estado sometiéndose al debido proceso; la misma contiene disposiciones que no se compadecen con la armonía institucional que inicialmente perseguía. Al no contar con una parte definitoria, queda al libre albedrío interpretativo de la DNI establecer cuándo una situación se ajusta a una definición particular. En el caso de la entrega de información, deja al debido proceso –sectorial y difuso– lo que bien pudo haberse zanjado estableciendo una autorización judicial previa que ordene las entregas de información, y ni hablar que nos obliga coercitivamente a “caliesar”, sin ir más lejos.

La ley requiere de una narrativa más detallada y específica que calme los temores y ansiedades de un colectivo social que observa con espanto una deriva autoritaria en todo el continente, de ahí que la prensa asuma unida –con valentía y sin vacilaciones–, lo que considera (y es) una vulneración del artículo 49 de la constitución, pilar fundamental de su ejercicio y garantía de equilibrio y contrapeso.

En términos mediáticos el gobierno metió los dos pies en un zapato. Si se sale a comunicar lo que ya se comunicó, fue porque no se comunicó bien previamente. Salir a consensuar después de promulgar, puede ser un ejercicio estéril si no se reconoce de antemano que las únicas opciones son, o bien enviar una nueva ley con propuestas de reforma, o esperar un cubetazo constitucional… y en ambos escenarios se pierde. En definitiva, no había necesidad de promulgar contra viento y marea la ley –porque el diálogo nunca sobra y siempre aporta–, ni mucho menos forzarla en un contexto electoral, donde todo lo que puede arder es echado a la hoguera, sin importar si alumbra o no…

Los pasos que Philippe da en Haití plantean mil interrogantes

Los pasos que Philippe da en Haití plantean mil interrogantes
La Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas, una unidad que no responde de forma directa a la Policía y que ha manifestado abiertamente su apoyo al exlíder golpista tiene a varios oficiales en sus filas que lucharon con él en 2004

Todos se están preguntando, dentro y fuera de Haití, si Guy Philippe ha vuelto a las andadas
.
Por
JAVIER VALDIVIA

La última vez que empuñó un arma tenía 36 años, movilizó a cientos a su favor y casi derroca —porque en realidad fueron los estadounidenses— a un presidente que se creía intocable.

También aprovechó el descontento de la gente para promover su “revolución”, puso en jaque a la comunidad internacional y encabezó a un grupo de caudillos armados tan peligrosos como los de ahora.

¿Alguna razón para preocuparse?

“Philippe viene a jugar un papel negativo en estos momentos; es un paso adelante en todo este caos que ya existe en Haití”, dijo por teléfono a Listín Diario el analista político Camille Chalmers, convencido de que el regreso del exoficial de policía es en realidad una maniobra de EEUU, preocupado por el debilitamiento de Ariel Henry, el primer ministro que gobierna de facto desde hace dos años.

Henry perdió este mes el apoyo de la Reunión de Demócratas Nacional-Progresistas (RDNP), uno de los varios partidos (como Inite, el Haitiano Tèt Kale, Fusion y el Sector Democrático y Popular) aliados al oficialismo, y afronta el plazo de dejar el cargo el próximo 7 de febrero en razón de un pacto suscrito en diciembre de 2022 que él mismo se comprometió a respetar.

El acuerdo —con el que a falta de un mandato legal Henry buscó legitimar su permanencia en el cargo— sólo logró la formación de un Alto Consejo de Transición que debía allanar el camino hacia un traspaso de poder. Nueve meses después de su instalación, la propia presidenta del organismo, Mirlande Manigat, denunció un retraso en el proceso previo a la elección de un presidente este año.

Philippe volvió a Haití el 30 de noviembre de 2023, deportado de EEUU donde cumplió seis años de cárcel por conspiración vinculada al narcotráfico y lavado de dinero. Liberado por la policía, fue recibido al día siguiente como un héroe en su enclave natal en el departamento de Grand’Anse (suroeste), viajó los primeros días de diciembre a la ciudad de Jéremie (oriente), donde sólo hubo una marcha de sus simpatizantes y, a un mes de su llegada, avanzó hacia el este congregando a una multitud en Petit-Goâve, a la que dio su primer discurso.

Luego apareció en Gonaïves (norte), el 1 de enero, el mismo día en que los haitianos celebraban los 220 años de su independencia nacional, y a donde el Primer Ministro no viajó como es costumbre cada año, tras el ataque que sufrió allí en 2023.

“¡Esta revolución será por ustedes; debemos creer en esta revolución: no se podrá hacer sin nosotros!”, arengó Philippe un día después ante cientos de personas en Ouanaminthe, custodiado por agentes muy bien armados de la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas (BSAP), una unidad policial que para muchos se ha convertido en su guardia personal.

El discurso encendido del exoficial, que en esa localidad del noreste haitiano exigió a Henry que dimita antes de que él mismo lo destituya del cargo, es visto por muchos como algo que debe tomarse en cuenta, más si está interesado en buscar el poder.

“Es posible que sí”, afirmó Chalmers. “Con esa retórica aparentemente nacionalista, con ese respaldo mediático que lo presenta como una alternativa, algo que es totalmente falso, es posible que quiera tomarlo”.

El analista agregó que Philippe, “que ya habla inclusive de declarar una amnistía general para las pandillas”, probablemente buscará formar alianzas para alcanzar sus fines, ya sea con él al frente o apoyando a alguna otra persona.

Guy Philippe nació el 29 de febrero de 1968 en Pestèl, un pequeño pueblo pesquero del suroeste de Haití.JAIME RAZURI/AFP

Robert Fatton, catedrático en la Universidad de Virginia (EEUU) y experto en Haití, le dijo el mes pasado a la Fundación InSight Crime que el interés de Philippe estaría vinculado con la percepción mesiánica que tiene de sí mismo, y que para lograr ese objetivo podría aprovechar sus antiguas conexiones y mitigar el impacto de la violencia de las pandillas por la vía institucional asumiendo el papel de mediador.

Otro especialista en asuntos haitianos, Jake Johnston, del Centro de Investigación Económica y Política con sede Washington, comentó a The New York Times el mismo día de la llegada de Philippe a Haití que, aunque no se sabe qué aspiraciones directas tiene en estos momentos, “dado su historial, sus viejos vínculos y sus ambiciones políticas, puede esperarse que éste tenga cierta influencia en la actual situación política del país”.

Carrera agitada

Guy Philippe nació el 29 de febrero de 1968 en Pestèl, un pequeño pueblo pesquero del suroeste de Haití. Su padre, que fue alcalde de la localidad, se preocupó pronto por su educación matriculándolo con los padres paulinos, primero, en Jérémie, capital del departamento de Grand’Anse, y luego en uno de los más renombrados colegios del país, el San Luis Gonzaga, en Puerto Príncipe, algunos creen que con la ayuda del escritor y amigo cercano Jean-Claude Fignolé.

Entre finales de los ochenta y principios de los noventa, Philippe estuvo un tiempo en Miami. Luego, siguiendo los pasos de sus dos hermanos mayores, estudió un año de medicina en Puebla, México; regresó a Haití para alistarse en las Fuerzas Armadas y finalmente se integró como cadete, a los 25 años, a la Escuela Superior de Policía Gral. Alberto Enríquez Gallo, en Quito, Ecuador, donde estudió entre septiembre de 1992 y agosto de 1995, y se graduó en Preservación del orden público.

Philippe volvió ese mismo año a su país cuando ya el presidente Jean Bertrand Aristide (repuesto en el poder tras el golpe de Estado de Raoul Cedrás en 1991) había disuelto las Fuerzas Armadas. El oficial de 27 años fue incorporado a la recién creada Policía Nacional de Haití, en la que sirvió primero en Ouanaminthe (noreste), en 1995; Delmas (Puerto Príncipe), de 1997 a 1999, y Cabo Haitiano (norte), en el año 2000.

“Todos saben que (Philippe) está vinculado al narcotráfico y a las mafias, que tiene un pasado de acciones criminales como las ocurridas entre 2003 y 2004”, dijo Chalmers, al recordar las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos cometidas supuestamente por Philippe y sus hombres en los años en que, en medio de una grave crisis, encabezó una rebelión armada que condujo a la caída de Aristide y a una nueva intervención extranjera.

Una crisis como la que ocurre ahora

2023 será recordado como uno de los años más sangrientos en la historia de Haití, con un saldo de no menos de 3.960 muertos, 1.432 heridos, 200.000 desplazados internos y 2.951 secuestros en actos de violencia relacionados con pandillas según el último balance presentado el 28 de noviembre en Génova por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.

El autor es periodista, vicepresidente regional por Haití de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), columnista en el periódico Listín Diario de República Dominicana y colaborador de varios medios en América Latina y Estados Unidos. Actualmente radica en Miami.

viernes, 19 de enero de 2024

Provincias que hacen presidentes

 La división política de la República Dominicana está conformada por 31 provincias y el Distrito Nacional, cada una de las cuales elige un senador y a un determinado número de diputados, razón por la cual cada territorio cuenta a la hora de agenciarse los votos de los electores concurrentes.


Por Nelson Encarnación
Nelsonencar10@gmail.com

En los comicios municipales convocados para dentro de un mes, los territorios tienen el mismo valor, a partir del hecho concreto de la configuración administrativa en que cada demarcación es independiente.

Los municipios tienen una fisonomía propia, cada uno con sus particulares prioridades y expectativas, pero que, dadas las condiciones de precariedad material generalizada en nuestro país provoca que aquello que falta en un territorio, también falta prácticamente en todos los demás.

Es por esto que la campaña es territorial, es decir, en busca de cada voto palmo a palmo, una imagen electoral que nos refiere a la confrontación bélica antigua donde la lucha se daba cuerpo a cuerpo, con espada, casco y escudo.

Sin embargo, la elección presidencial es otro cantar; en ella concurren realidades muy distintas a los otros dos niveles por ser única e indivisible.

De ahí que las estrategias de campaña procuren que el candidato triunfe de manera holgada en al menos diez de las demarcaciones más pobladas, puesto que ellas concentran el 70% del electorado.

Con triunfar en el nivel presidencial en el Distrito Nacional y las provincias de Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, La Vega, Puerto Plata, Duarte, San Pedro de Macorís, Espaillat y La Romana, las probabilidades de alzarse con el poder se elevan de manera significativa.

Sumarse, además, a Azua, Barahona, Peravia y San Juan, representaría, para el candidato que lo logre, asegurarse una victoria cómoda.

El triunfo en nueve de las 14 provincias más pobladas giró el péndulo electoral en el balotaje del 30 de junio de 1996 a favor del doctor Leonel Fernández, pese a que en la primera vuelta el doctor José Francisco Peña Gómez le había sacado ocho puntos porcentuales de ventaja.

Peña Gómez solo ganó por estrecho margen en el Distrito (entonces completo), Azua, Barahona y San Pedro de Macorís, mientras que, por su lado, Leonel lo hizo en Santiago, La Vega, Duarte, Espaillat, La Romana, Puerto Plata, Peravia, San Cristóbal y San Juan, suficiente para aventajarle por 71,000 votos.

jueves, 18 de enero de 2024

¿Todos somos Wander Franco?

 Por supuesto que no. Calificar el caso por el que se acusa a Wander Franco no es difícil: es nauseabundo. De acuerdo a las investigaciones oficiales basadas en las declaraciones de la víctima, un adulto la usa y domina, con la anuencia y provecho económico continuado de su propia madre y otras mujeres adultas.

Todavía pasarán muchos años hasta que cale, se interiorice en lo más profundo de cada miembro de la sociedad que las relaciones sexuales entre un adulto y un menor son delito. Que no son "naturales", cosas que pasan. O que tampoco son una salida aceptable a la pobreza cuando se dan las circunstancias. O que hay adolescentes precoces que dan su consentimiento. O que antes se casaban a los doce años. O que ella es la que comenzó provocando.

Pueden hacerse leyes que prohíban el matrimonio infantil y eso está muy bien. Pero ese no es el problema, pocos adultos que abusan de menores tienen el propósito de casarse. Ese no era su plan. 

Una pre adolescente es supuestamente (evitemos las demandas) explotada por su propia madre. No es la primera ni será la última. Si los adultos de sus propias familias no las protegen, poco pueden hacer ellas para escapar de esa barbaridad y tener una vida plena. Una sociedad hipersexualizada en la era de las redes sociales, hábitat natural de las generaciones mas jóvenes sin control real para proteger a los menores. Es la fórmula perfecta para adultos inescrupulosos.

Todos somos Wander Franco, decían los carteles de otros casi niños que soñaban con ser el próximo Wander Franco. En el terreno de juego, claro...

 

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