Motoristas transitando por las calles de HerreraLEONEL MATOS.
JESSICA ARNO
Santo Domingo, R.D.
Invadidos por el miedo y la indignación frente a la indiferencia de las autoridades, algunos residentes y moradores de Herrera, Santo Domingo Oeste, manifestaron sentirse desprotegidos frente a la delincuencia que afecta su localidad.
Las estrechas calles rodeadas de establecimientos son testigos de las vicisitudes que atraviesan día tras día los residentes de este sector.
"Aquí a la gente la atracan y prefieren poner hierros que ir a la Policía a denunciar el hecho porque nadie te hace caso. Se supone que la justicia está ahí para respaldar a las personas, que tu sientas para poner la denuncia o querella, pero no es así", manifestó una madre que trabaja en una ferretería como despachadora de mercancía y por miedo a las represalias que pudiesen tomar en su contra tras esta denuncia prefirió omitir su identidad.
Unido a este sentimiento está Michael Feliz, quien hace un mes fue víctima de un asalto a las seis de la tarde mientras salía a botar una basura.
Feliz manifestó que en ese entonces lo despojaron de un celular y esa fatídica experiencia le ha dejado un miedo impregnado al transitar por las calles en las que ha vivido toda su vida.
Miguel Polanco también reside en la zona y contó que aunque no ha sido víctima de atraco le ha tocado ser testigo de cómo los malhechores se lanzan sobre sus víctimas.
Invadidos por el miedo y la indignación frente a la indiferencia de las autoridades, algunos residentes y moradores de Herrera, Santo Domingo Oeste, manifestaron sentirse desprotegidos frente a la delincuencia que afecta su localidad.
Las estrechas calles rodeadas de establecimientos son testigos de las vicisitudes que atraviesan día tras día los residentes de este sector.
"Aquí a la gente la atracan y prefieren poner hierros que ir a la Policía a denunciar el hecho porque nadie te hace caso. Se supone que la justicia está ahí para respaldar a las personas, que tu sientas para poner la denuncia o querella, pero no es así", manifestó una madre que trabaja en una ferretería como despachadora de mercancía y por miedo a las represalias que pudiesen tomar en su contra tras esta denuncia prefirió omitir su identidad.
Unido a este sentimiento está Michael Feliz, quien hace un mes fue víctima de un asalto a las seis de la tarde mientras salía a botar una basura.
Feliz manifestó que en ese entonces lo despojaron de un celular y esa fatídica experiencia le ha dejado un miedo impregnado al transitar por las calles en las que ha vivido toda su vida.
Miguel Polanco también reside en la zona y contó que aunque no ha sido víctima de atraco le ha tocado ser testigo de cómo los malhechores se lanzan sobre sus víctimas.
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